diumenge, 10 de maig del 2009

Encuentro extraño

Era una noche oscura. Un misterioso hombre de Nottingham, que habia viajado del pasado al futuro, esperaba atente y pacientemente que el pintor de cuadros se acostase a la cama.

Finalmente, después de esperar horas para asegurarse que Dalí estuviese profundamente dormido, se decidió a entrar en la casa. Silenciosamente se puso a hurgar buscando cosas para robar. Más que nada los cuadros de Dalí que tanta fama tenían.

Pero las cosas no salieron tal como esperaba el ladrón. Dalí es un hombre extravagante y además sufre insomnio. Se levantó para beber agua e irse a pintar dado que no podía dormir. Pero se encontró de lleno con alguien que le estaba robando. ¡No se lo podía creer! Le estaban robando. Se armó de valor y le dijo:

- ¿Pero qué estás haciendo?

- ¡Mierda! En fin, ¿No lo vé? Le estoy robando.

- No, si aún no estoy ciego. Eso ya lo veo. ¿Por qué me robas a mí?

- Mire usted, robo porqué necesito el dinero.

- ¿Quién te crees que eres para robarme?

- Soy Robin Hood señor, para servirle. Robo todo lo que puedo para dárselo a mis compadres, a los pobres y víctimas de la injusticia.

- ¡Ah! Y no te parece injusto que me robes a mí?

- Pero usted es rico. Es un buen pintor y puede ganar dinero con ello.

- Lo mismo podrías hacer tu. Y toda esa gente pobre que dices. Poneros a trabajar y ganareis.

- Amigo, si eso lo pudiéramos hacer lo haríamos, de verdad. Mire, en mi pueblo hay un sheriff y un príncipe que roba a los demás. Los deja sin nada. Y son tiempos miserables.

- Que pena que me das. Aquí también son tiempos miserables. Anda vete. Vete por dónde has venido.

- Pero sea comprensivo.

- Que no.



Bien, nada que hacer. Mejor irse sin nada que le hicieran preso o algo por el estilo. Entonces sí que no podría luchar contra esta injusticia que vive su pueblo. Pero antes de irse, disimuladamente se mete en el bolsillo un par de cosas que le parecieron valiosas.

- ¡Espere! Señor Hood o como se llame.

- ¿Qué? ¿Qué? No he hecho nada.

- Mire, siento haber sido brusco. Aunque tampoco no es que te lo merezcas por intentar robarme. Pero ten. Escoge el cuadro que quieras. Al fin y al cabo, yo puedo pintar más.

- ¿Si? ¿De verdad?

- Sí. Venga, antes que no me arrepienta. Intenta venderlo por aquí que te darán más dinero.

- Gracias. Le estaré eternamente agradecido.

- Vaya con dios.

Así, Robin Hood se fue con el cuadro bajo el brazo satisfecho de la buena cosecha que había conseguido.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada